Y es precisamente la condición de servir de desembocadura al Magdalena la que ha llevado a que sea sinónimo de pujanza industrialización que le aporta al país toda su fuerza y su empuje a los más diversos sectores.

Esta zona a través de su desembocadura al Magdalena, sinónimo de pujanza e industrialización, y con su capital Barranquilla que no se queda atrás, ha permitido que por sus vías lleguen los más importantes adelantos tecnológicos del mundo para Colombia durante el siglo pasado y que han hecho a esta ciudad merecedora del nombre La Puerta de Oro de Colombia.

Así como han ingresado gran cantidad de mercancías y bienes, también lo han hecho miles de personas de distintas nacionalidades que contribuyen al crecimiento de esta región y del país. Esa variopinta cultural ha hecho que se sienta como propio el verbo servir: servir a los demás, servir a la comunidad, servir al prójimo, siempre sin importar quien sea.

Por las venas de Claudia Margarita corre ese ADN que caracteriza característico de las personas que ayudan sin interés alguno a los demás, ese espíritu de entrega que la hace mover día a día a favor de personas que en algún momento han cometido algún delito y que se encuentran privadas de la libertad.

Es así como ella, siguiendo el ejemplo de otras Mujeres Cafam de toda Colombia, crea esperanza tejiendo hilos de fe, para contribuir al crecimiento personal de las internas del Centro de Rehabilitación El Buen Pastor de la ciudad de Barranquilla.

Su labor la desarrolla con talleres formativos y productivos para la elaboración de implementos de carácter religioso, a través de la creatividad, la empatía, la tolerancia y las labores manuales con lo las que genera un clima de confianza y responsabilidad para que, al momento de cumplir su condena, estas mujeres sean personas de bien que le aporten productivamente a la sociedad.

Para lo anterior, Claudia Margarita aplica todos sus conocimientos académicos y prácticos, mediante una identidad de orientación católica para que con los productos que las internas pospenadas y privadas de la libertad, elaboran para que sean comercializados en Colombia y en el resto del mundo, y así poder generan ingresos para ellas y sus familias.

Y ese trabajo lo hace en articulación con artesanos de municipios como Usiacurí, Soledad, y Puerto Colombia, todos ubicados en el departamento del Atlántico,. De esta manera fortalece la tradición artesanal, a través de labores como el tejido en palma de iraca, y el recamado o la talla en madera fosilizada.

Este es un trabajo de doble vía, pues las internas se nutren de las experiencias y conocimientos de los artesanos, y los artesanos ven cómo su saber y su saber hacer queda plasmado en la labor que desarrollan estas mujeres para sentirse productivas en su comunidad, a través del trabajo que inspiran a Esperanza Tejiendo Hilos de Fe.

Claudia Margarita es barranquillera y hace más de 8 años fundó esta iniciativa con el apoyo de su familia y toda su experticia como magíster en Mercadeo, Diseñadora de Modas y profesional en Administración de Empresas,. Su cuyo objetivo principal es tejer hilos de fe y fortalecer la tradición religiosa llevando al mercado un producto con identidad y tradición.

Esperanza Tejiendo Hilos de Fe
Correo electrónico: ehechoamano@gmail.com